viernes, 10 de junio de 2011

Radical Democracy. A Contested Terrain


Democracia Radical

Hablar de democracia radical tiene que ver con la idea tan ideal y hermosa de la democracia, el gobierno de las personas por y para las personas. Esta forma de gobierno tiende más a comprender en su seno una pluralidad de ideas, de todos los sectores de la población, aunque quizás he ahí donde está el más grande problema, tanta universalidad, la toma de decisiones por personas tan distintas es muy complicada.
La democracia radical es que desde abajo se alcancen acciones que permeen sobre todas las personas de la ciudad. He de confesar que aún así no me parece que exista hoy por hoy un mecanismo bien establecido y verdadero que indique cómo se supone que debe ser aplicado, en términos de las megalópolis, el derecho a la ciudad.
La idea es una especie de fusión de todas las personas, de todos los sectores, de todas las esferas de acción dentro de una ciudad. Que en concierto se llegue a acuerdos, y se tomen las riendas del acontecer de todos los días. Se trata de formar un cuerpo que se haga visible en momentos de tensión, en momentos  en que se pudiese ver trastocada la armonía del entorno urbano.
De lo que se trata es de buscar nuevas alternativas, no estancarse en los viejos modelos de organización, y esto viene desde cambiar la forma de ver las cosas, de plantearlas en un papel. Se pretende averiguar nuevos modos de establecer una relación de territorialización entre la gente y su propiedad, no hablando únicamente de una casa, o bienes particulares, sino de su propio espacio. Tiene que ver con el empoderamiento de las más pequeñas organizaciones, de grupos de personas comunes que tiendan a la creación de nuevos paradigmas.

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